La Iglesia de Ascensión de Jesús en el barrio Ursynów
La Iglesia de Ascensión de Jesús es uno de los símbolos del barrio Ursynów, conocido como el ”dormitorio de Varsovia”. En la época en que Polonia se hallaba bajo el régimen comunista, cuando se planteó la construcción del barrio, el proyecto arquitectónico no incluía ningún edificio sagrado. Sin embargo, en la segunda mitad de los años 70 del siglo XX, las autoridades eclesiásticas decidieron crear una parroquia en este terreno. La iglesia se inauguró, cuando todavía las obras no habían finalizado, en mayo de 1989.
Decálogo, uno
En la tarde más triste de su vida, el protagonista de la película, Krzysztof (Henryk Baranowski), entra a una iglesia vacía, iluminada con la luz de las velas. A sólo unas decenas de metros de los muros de este templo se ahogó su único hijo. El hombre destruye el altar provisional de la iglesia, todavía en construcción, expresando de este modo su desacuerdo absoluto con respecto a esta tragedia. Las gotas de cera fundida de una vela caen sobre el rostro de la Virgen de Częstochowa formando surcos a modo de lágrimas. La copia del ícono del Santuario de Jasna Góra recuerda que el drama del padre transcurre en Polonia, donde la figura de la Virgen Negra de Częstochowa es muy venerada.
En una de las primeras versiones del guión, Krzysztof se encontraba con un sacerdote en el interior de la iglesia y en su presencia expresaba su dolor y rebelión. Finalmente, en la película no aparece este personaje, del mismo modo desapareció también la figura del cura en otro episodio, el octavo, del Decálogo. En este último, el cura era el hijo de la protagonista, Zofia, al que quería contar una buena nueva: la niña judía dada por muerta durante la guerra, afortunadamente había sobrevivido.
Mikołaj Jazdon
Y el mandamiento:
Yo soy Jehová tu Dios (…)
No tendrás dioses ajenos delante de mí.
No harás para ti escultura, ni imagen alguna (…),
no te inclinarás a ellas ni las servirás;
porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso,
que visito la maldad de los padres sobre los hijos (…)
”Señales escondidas” (2)
En la escena anterior, a orillas del estanque, el padre no se arrodilló junto con la gente reunida alrededor del agujero negro en el hielo, debajo del cual murió su hijo. Nunca ha reconocido una dependencia a ningún Dios. Creía en la razón. Por eso sufre todavía más. No tiene a quién dirigirse, porque la razón le acusa, más bien, de haber cometido un error. Allí cerca está la iglesia del barrio. El padre, especialmente en esa hora oscura, no puede reconocer los ”valores cristianos”de los que le había hablado su hermana, desamparada como él. La iglesia está en construcción, en un estado provisional, como si todavía no estuviera lista para cumplir su papel. Pero, tal vez, esa aparente falta de fuerza le dice algo al desgraciado. Y el Padre entra a la iglesia, tal vez llevado por la rebelión, como si buscara algo, a tientas…
He aquí los cortes negros en la mejilla de la Virgen de Częstochowa, prácticamente lo único que se ve de todo el rostro de la Virgen sumergido en la oscuridad. Los cortes en seguida traen a la memoria las grietas negras del hielo, debajo del cual murió el Chico. El padre saca una lámina de hielo de la pila de agua bendita y la acerca al ojo, como el cristal de un microscopio que enfoca toda la tragedia; la razón, hasta ahora omnipotente, resulta impotente ante la muerte del hijo, y también ante el error de cálculo, que, de facto, causó el accidente. Vemos cómo, de repente, algo violento se despierta en el Padre– no tanto una rebelión, ya que no tiene sentido enfrentarse a ”la nada”, sino una desesperación. Y aparece la respuesta: las lágrimas de cera, con las que “llora” la imagen de la Virgen, unen el dolor del Padre con los cortes del sable; esa condensación de significados evoca, en lugar de una rebelión natural, la atmósfera del himno Stabat Mater y nos conduce, en secreto, al Gólgota. ¿Se trata de un guión consciente? No, no hace falta ninguna respuesta. La película lo dice por sí sola y en esto consiste su grandeza.