Calle Krakowskie Przedmieście

Una de las calles más famosas y representativas de la parte histórica de Varsovia, el tramo norte de la Vía Real. La calle Krakowskie Przedmieście tiene un kilómetro y cien metros de longitud, y se extiende desde la plaza del Castillo hasta el monumento de Nicolás Copérnico. Su nombre actual se debe a Cracovia (Krakowskie Przedmieście significa ”Suburbios de Cracovia”), la antigua capital de Polonia, a la que antiguamente conducía ese bulevar.

 

Decálogo, cinco
Jacek Łazar pasea por la calle Krakowskie Przedmieście, preparándose para el crimen. Pasa al lado de un grupo de hinchas de fútbol, y allí es testigo de una brutal agresión. Después empuja al suelo a un hombre en los baños públicos y espanta las palomas a las que está dando de comer una anciana. Solamente cuando entra en la tienda de fotografía se porta de una manera más humana. Pide una ampliación de la foto de la Primera Comunión de su hermana fallecida, Marysia. La ternura que emana de su gesto contrasta con el acto criminal que cometerá poco después. El perfil negro del rostro de Jacek, que aparece dibujado siniestramente en el coche del taxista asesinado (Jan Tesarz), recuerda el perfil del diablo-peluche que cuelga del parabrisas del taxi. Jacek, agotado por el asesinato, descansa y enciende la radio del coche. En los altavoces se escucha una canción infantil sobre un león. La voz de la niña que canta contrasta dolorosamente con el sollozo, recién ahogado, del taxista asesinado. Es como esa voz de la conciencia a la que no se puede hacer callar. El asesino arranca la radio del salpicadero del coche y la tira al río, en cuya orilla acaba de golpear hasta la muerte al conductor. En el Decálogo, cinco vemos tan solo un golpe mortal asestado con la piedra en la cabeza, pero en No matarás (la versión para cine de este episodio) hay ensañamiento, reiterando los golpes mortales. Hasta el punto que los espectadores que vieron esa escena en el festival de Cannes en 1988 gritaban: ”¡Basta! ¡Basta!”, incluso algunos abandonaron la sala al no ser capaces de aguantar la brutal imagen del asesinato.

Mikołaj Jazdon

 

”Señales de Caín, Abraham, Lázaro…”

”Desde los tiempos de Caín ningún castigo sirvió para desalentar del crimen” – un joven abogado plantea este problema sin solución a las autoridades de la Ley. Conocemos el motivo del crimen de Caín (la envidia), pero no sabemos por qué Dios le dio a Caín motivos para la envidia rechazando su ofrenda sincera. Como el papel de Dios en el drama de Caín era inquietante, la tradición añadió una justificación más humana del crimen: Caín y su hermano discutieron “en el campo” por su hermana (probablemente existía, teniendo en cuenta que era la única familia humana que tenía que reproducirse, aunque la Biblia no la menciona). No conocemos el motivo del crimen de Jacek Lazar, pero las señales que observamos previamente nos dicen que su querida hermanita era el único punto luminoso de su vida. Justo antes de la ejecución se pregunta: ”si no fuera por la muerte de la pequeña María, quizás todo esto no hubiera ocurrido nunca.” No es éste el motivo del crimen cometido, pero los remordimientos por haberse emborrachado con su compañero, que luego atropelló a su hermana con el tractor ”en el campo”, explican el comportamiento de Jacek así como su arrepentimiento momentos antes de la muerte. Lazar no tuvo tanta suerte como Caín, no recibió una señal de Dios como ayuda. En la última escena nos encontramos en “el campo” de Caín y de su hermanita, sobre este campo brilla la “Estrella”.

Falta la ”señal de Abraham” (recordemos que el patriarca bíblico casi mató a su hijo): Abraham compra la tumba familiar para que las generaciones de padres e hijos puedan disfrutar del ”descanso eterno”. Ser enterrado al lado del padre es el último deseo del reo, es modesto, pero importante. Y si hablamos de tumbas, hay una última señal, subrayada curiosamente por Kieślowski: Jacek se apellida Lazar y así como Lazarus, él también espera el Evangelio.

Michał Klinger

Dekalog, pięć

Dekalog, pięć